Informativas

Reseña: Juan Pablo Pérez Sáinz: Cuando la igualdad parecía posible.

Reseña: Juan Pablo Pérez Sáinz: Cuando la igualdad parecía posible.

  • Juan Pablo Pérez Sáinz: Cuando la igualdad parecía posible. Una historia de los intentos por reducir las asimetrías en América Latina, del siglo XIX a los gobiernos progresistas del siglo XXI. Buenos Aires: Siglo XXI / San José: FLACSO Costa Rica, 2021.

Reseña por: Allen Cordero Ulate

Introducción

En esta reseña se presenta el libro de Juan Pablo Pérez Sáinz [1], Cuando la igualdad parecía posible, enmarcándolo en su trilogía de textos dedicados a la temática de la desigualdad y la exclusión. El libro se centra en un análisis de seis gobiernos de América Latina denominados progresistas. Las gestiones de estos gobiernos son examinadas minuciosamente a partir de dimensiones claves derivadas del esquema teórico-metodológico delineado en Mercados y Bárbaros. El ejercicio analítico de Pérez Sáinz en este nuevo libro es muy pertinente ya que las desigualdades y exclusiones sociales continúan siendo problemas profundos que caracterizan la realidad latinoamericana y que la mayor parte de estos gobiernos solo lograron resolver puntualmente en el contexto del boom de los commodities. No obstante, hay aspectos donde se logró disputar parcelas de excedentes desde estos gobiernos, lo que conllevó mejorías socioeconómicas por parte de sectores secularmente marginalizados. Una pregunta central que se puede hacer en el contexto del surgimiento de nuevos gobiernos progresistas en América Latina es: ¿Será posible una política progresista o alternativa en América Latina que vaya más allá del “pragmatismo táctico” que parece ser la orientación fundamental aplicada por los gobiernos analizados por Pérez Sáinz?


Tercer libro de una trilogía

El libro que aquí se reseña, Cuando la igualdad parecía posible, publicado en 2021, constituye el tercer libro de una trilogía coeditada por Siglo XXI Argentina y la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), Sede Académica Costa Rica. Estos volúmenes están dedicados a los estudios de la desigualdad y la exclusión, línea abierta por la obra magna Mercados y Bárbaros. La persistencia de las desigualdades de excedente en América Latina publicado por FLACSO Costa Rica en 2014. El primer libro de esta trilogía es Una historia de la desigualdad en América Latina (2016), y el segundo es La rebelión de los que nadie quiere ver (2019).

Mercados y bárbaros, no fue una causalidad en el itinerario productivo de Juan Pablo, ya que fue antecedido por una diversidad de estudios enmarcados en las perspectivas de las investigaciones sobre pobreza. Tales indagaciones fueron evolucionando hacia una crítica radical de los marcos analíticos de la pobreza. En especial, se debe subrayar la crítica a la posición dominante en los estudios sobre el tema, que es la de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), pues es esta perspectiva la que aplican los gobiernos de América Latina para estimar la incidencia de la pobreza. Pérez Sáinz, acertadamente, indicará que la llamada “línea de la pobreza” lo que hace es “medir” el fenómeno, pero no explicarlo. La CEPAL se distinguirá por un “metodologismo” acrítico puesto que no se cuestiona que la pobreza es relacional con la no pobreza, esto es, con las clases o sectores sociales, que construyen relaciones de explotación y de dominación sobre los pobres. Además, la “pobretología” contribuye en buena parte con la despolitización de la exclusión, puesto que la desvincula con las posiciones de clase y los pares categoriales en la producción y la distribución; se deja de hablar de trabajadores explotados y condiciones categoriales desventajosas, para denominar a todos como “pobres”, abonando con ello a una naturalización, con justificación seudo técnica, del problema social más importante tanto en América Latina como en todo el mundo, incluyendo los países desarrollados económicamente.

En Mercados y Bárbaros se establece que la desigualdad es de excedentes. Es decir que, las ganancias que surgen de la producción social son las que se encuentran en disputa. Y, por otra parte, se postula que a diferencia de cómo se plantea desde el sentido común neoliberal, las desigualdades se establecen antes que nada entre clases sociales y pares categoriales, destacando pares como los de género, los étnicos, los nacionales y los territoriales. Hay acoplamiento cuando la clase explotada se junta con un par categorial en situación de desventaja, tales como ser mujer, indígena, migrante, rural, entre otras condiciones de caracterización social. En esta construcción teórica no se niega el papel de las diferencias individuales para ubicarse en la disputa por los excedentes, pero se atribuye a esta variable un peso subordinado a los determinantes sociales.

En la disputa por los excedentes se establecen dos campos. El de explotación que es el campo clásico de Marx, es decir, el de la extracción de ganancia de la clase trabajadora por parte del empresariado. Y, el otro campo es el de acaparamiento de oportunidades de acumulación. Esto es que, los actores sociales entran al mercado en condiciones de desigualdad, es un campo de disputa, puesto que los actores que dominan nichos de mercado erigen barreras de entrada. Igualmente, en el desarrollo económico pueden surgir nuevos mercados que se verán sujetos a la disputa por su dominio. Otros sectores sociales pueden verse despojados de recursos de mercado, tal es el caso del campesinado pobre o de los indígenas a quienes se les despoja de la tierra, en beneficio de los propietarios de los grandes agronegocios. Esta construcción en particular se nutre de Bourdieu, con su noción de “campo” y de Max Weber, con sus elaboraciones sobre el poder, esto es, poder en el mercado, que es un poder político.

En Mercados y Bárbaros se presenta una aplicación de la disputa por los excedentes en la historia latinoamericana, argumentos que son condensados en el primer libro de la trilogía Una historia de la desigualdad, en el cual se enuncian algunas posibles “salidas” que los sectores sociales excluidos estructuran para hacer frente a la marginación de los excedentes. Estas salidas son: la violencia delincuencial, las migraciones, la religiosidad y las acciones colectivas. En el tercer libro de la trilogía, La rebelión de los que nadie quiere ver, se analiza cada una de estas respuestas. En el tema, por ejemplo, de las acciones colectivas se consideran tres casos emblemáticos de respuestas de sectores excluidos en América Latina, a saber: el Movimiento de los Trabajadores Rurales sin Tierra (MST) de Brasil, el movimiento neozapatista en México y el movimiento piquetero en Argentina.

En los tres casos analizados hay un común de denominador que son las luchas por lo que se pueden denominar propuestas autonómicas. Para el MST, entre 1989 y 1994, el lema del movimiento fue: “Ocupar, resistir y producir”. Se da el método de las ocupaciones de tierra y posteriormente las tierras ocupadas asumen la forma cooperativa, con el Sistema Cooperativista de Asentados. En el 2010 el MST, se enfrentó al gobierno de Lula. En el caso de los neozapatistas, su gran apuesta ha sido el de la “autonomía indígena”. Se crearon los Consejos Autónomos Rebeldes Zapatistas concretando espacios de autonomía no solo territorial sino de afirmación identitaria. A partir del 2003 este proceso se profundizó a través de la creación de los Caracoles y las Juntas de Buen Gobierno. En el marco de esta “indianización” (diferente al esencialismo del indianismo) las mujeres han mostrado procesos de empoderamiento. En cuanto a la lucha piquetera, el mismo nombre los caracteriza, es decir, las tomas de ruta, lo que significa mandar puntualmente sobre las carreteras con el objetivo de demandar ayuda gubernamental. Las luchas sociales serían las salidas deseables a la desigualdad, esto es, la organización y la lucha para enfrentar las desigualdades sociales. En los casos analizados, claramente, los movimientos no se quedan postrados en el “en sí” de las luchas económicas o materiales, sino que lo enmarcan en discursos de disputa política, ante el discurso neoliberal que pinta el mundo actual como un espacio de oportunidades.


Capítulo 1. Utopías del siglo XIX y dinámicas igualadoras en el siglo XX

Entrando propiamente al libro reseñado, Cuando la igualdad parecía posible, el texto se divide en tres capítulos y un apartado de conclusiones. En el primer capítulo, “De las utopías del Siglo XIX a las esperanzas del Siglo XX”, se analizan algunos antecedentes de la historia latinoamericana a partir del tema central del libro; la lucha política por la igualdad. De manera muy importante se establece que el principal asunto social de la Independencia fue la abolición de la esclavitud (Pérez Sáinz, 2021: p.22). En un sentido muy relevante se registra que los esclavos se ganaron la libertad en el campo de batalla de las luchas independistas, colocando el caso de Haití como el gran ejemplo. Seguidamente se rescata el tema de la influencia que tuvo en América Latina las revoluciones europeas de 1848.

En particular, se nombran dos hechos muy significativos: los artesanos de Nueva Granada y la Sociedad de la Igualdad en Chile. La república de Nueva Granada comprendía lo que actualmente es Colombia y Panamá. Los artesanos de Nueva Granada tenían un peso social muy importante y políticamente constituyeron una alianza con los liberales que tuvo su apogeo en el período que va de 1849 hasta 1854. En ese período los artesanos visibilizaron una agenda igualitaria, de derechos humanos y hasta ejercieron una “ciudadanía armada” por su participación en la Guardia Nacional Auxiliar en la guerra civil de 1851. En cuanto a la Sociedad de la Igualdad tuvo su gran momento en 1850, perfilando una organización política de clase popular, en este caso de composición artesanal, por lo tanto, con independencia organizativa de conservadores y liberales, aunque políticamente apoyara a la fracción liberal de las élites. Pero es diferente hacer política desde una organización independiente de las élites a ser parte directa de las organizaciones de las clases dominantes. El otro fenómeno que es rescatado por el autor es el constituido por los gobiernos ejercidos por José Batlle y Ordóñez en Uruguay a principios del Siglo XX. Ese período es caracterizado como el de conformación del primer Estado benefactor de América Latina.

En el período que va de la crisis de los años treinta a la década de los ochenta, del Siglo XX, Pérez Sáinz, organiza su exposición en términos de “dinámicas igualadoras”. En este sentido, establece tres grandes dinámicas. La primera estuvo constituida por la estrategia de asimilación que fue el mestizaje. La segunda tuvo que ver con la generación de empleo formal. Y, la tercera, que se puede ubicar como la más pretenciosa, que es la de las nacionalizaciones, estatizaciones y reformas agrarias. En lo que respecta a la primera dinámica se destacan dos grandes procesos, el de la revolución mexicana de 1910 y el Estado Novo de Getúlio Vargas en Brasil durante el período de 1930-1945, con su idea de la “democracia racial”. Se indica que, en la revolución mexicana, aunque el indígena participó en calidad de campesino, al mismo tiempo se levantaron algunas reivindicaciones sociales y culturales específicamente indígenas.

En relación con la segunda dinámica igualadora, el argumento en términos de igualdad es el desarrollo de la denominada ciudadanía social, a partir de un empleo formal de relativa buena calidad, adscrito a políticas salariales reguladas y políticas públicas dirigidas a ese tipo de empleo como las que se implementaron en salud y educación. En términos de gobiernos, esta dinámica se ilustra con el gobierno, otra vez, de Getúlio Vargas y el primer gobierno peronista que tuvo lugar de 1943 a 1955. En ambos casos estos procesos conllevaron la formación de los grandes contingentes de la clase obrera latinoamericana, por lo demás organizada sindicalmente. Esta dinámica llevó a significativas valoraciones salariales; en el caso argentino, en 1955, los salarios se habían valorizado en un 60% respecto a su valor de 1945 (Pérez Sáinz, 2021: p.41). Y, en lo referente a la tercera dinámica, el listado de casos es importante: vía reformista están el gobierno de Lázaro Cárdenas en México, 1934-1940; la revolución boliviana de 1952; el gobierno de Velazco Alvarado en Perú, entre 1968 y 1975. Y, por la vía radical, el autor destaca los casos del gobierno de la Unidad Popular en Chile entre 1971-1973 y la experiencia sandinista en los años ochenta. En el caso chileno sobresale la nacionalización de la producción de cobre mientras que en el caso de Nicaragua se subraya el tema de la reforma agraria.


Tipología de países con gobiernos progresistas

Antes de pasar a la reseña de los siguientes capítulos del libro resulta pertinente aclarar la tipología construida por Pérez Sáinz para hacer su estudio sobre los gobiernos progresistas del Siglo XXI. Como antes se dijo, el estudio comprendió seis países. En el primer grupo colocó los casos del Partido de los Trabajadores (PT) en Brasil, el kirchnerismo en Argentina y el del Frente Amplio en Uruguay. Mientras que, en el segundo, agrupó a la Revolución Bolivariana de Venezuela, el Movimiento Al Socialismo (MAS) en Bolivia y la Revolución Ciudadana en Ecuador. Textualmente: “el primer grupo representa casos de modernización capitalista temprana, mientras los segundos serían tardíos; los gobiernos del primer grupo fueron resultado primordialmente, de la crisis económica de fines del siglo pasado e inicios del presente, mientras que los otros casos respondieron, sobre todo, a crisis sociales y políticas; y en estos últimos el establecimiento de este tipo de gobiernos supuso la promulgación de nuevas constituciones y, además, la renta hidrocarburífera tuvo un papel clave.” (Pérez Sáinz, 2021: p.15).


Capítulo 2. Análisis de los países del primer grupo (PT en Brasil, kirchnerismo en Argentina y Frente Amplio en Uruguay)

De manera coherente con la propuesta teórica de la desigualdad en la apropiación de los excedentes, el análisis de Juan Pablo se estructura a partir de cuatro dimensiones fundamentales. Estas son distintos tipos de acciones para enfrentar campos de desigualdades, en concreto: las dirigidas a desprecarizar las relaciones laborales, acciones para afrontar el acaparamiento de oportunidades de acumulación, aquellas encaminadas para afrontar la mercantilización de la ciudadanía social y acciones para lograr el reconocimiento de diferencias sociales.

Respecto a la primera dimensión, después de examinar documentación y una amplia bibliografía de referencia, así como sucede con todas las comprobaciones empíricas, el autor señala que en los buenos años de los gobiernos progresistas de estos países, hubo mejoramientos salariales, por lo tanto, el saldo general es positivo. Este tipo de revalorización salarial se hizo de manera negociada con el empresariado, es decir, se evitó entrar en conflictos con las clases dominantes. En el caso de Brasil, se señala que, en tanto contexto, el PT con Lula a la cabeza, aplicó una política neodesarrollista, para lo cual, incluso se ganó el apoyo de la Central Única dos Trabalhadores (CUT), la cual viró de un sindicalismo de clase a uno ciudadano.

En lo relativo con el acaparamiento de oportunidades de acumulación se analizan tres procesos claves para caracterizar estos gobiernos, estos son: reestatización de empresas públicas privatizadas, oportunidades alternativas de acumulación en el agro, y, financierización e industrialización. En lo que tiene que ver con reestatización, en Argentina se implementan medidas en dicha dirección, y en Uruguay desde 1992, se había realizado un plebiscito donde se rechazó la privatización de empresas públicas. En cambio, en Brasil, básicamente no sucedió nada extraordinario en este campo. En lo referente a las oportunidades de acumulación en el agro en los tres países se continuaron profundizando las tendencias al desarrollo de los grandes agronegocios; en los tres países hubo crecimientos exponenciales de la producción de soja, correspondiente con la gigantesca demanda de este producto por parte de India y China. Mientras que, en lo referido a los procesos de financierización, en Brasil se mantuvo la hegemonía del capital financiero, mientras que en Argentina se registró una reactivación industrial.

En la tercera dimensión indicada se revisan dos ítems: el de las pensiones y jubilaciones y, el de las transferencias monetarias condicionadas. En materia de pensiones-jubilaciones, en el caso de Brasil con el PT, en lo referido al régimen al que se encontraban adscritos la mayor parte de los empleados públicos, se adoptó una reforma de óptica neoliberal, en tanto el régimen que cubría a la mayor parte de las personas trabajadoras del sector privado mejoró la cobertura de derechos y amplió significativamente la cantidad de población cubierta. En Argentina, se estatizó las Administraciones de Fondos de Jubilaciones y Pensiones. En el caso de Uruguay se establecieron cambios puntuales a una regulación de pensiones de inspiración de Estado Benefactor, la cual es de las más progresistas de América Latina. Y en lo referente con las transferencias monetarias condicionadas, constituye una de las dimensiones donde los logros de estos tres gobiernos son más palpables. En el caso brasileño, el programa Bolsa Família se constituyó en el programa estrella del gobierno, no obstante, interpelando a los pobres, como pobres y no como trabajadores. En Argentina hubo varios programas sociales de ayuda en donde a diferencia de Brasil, se le dio una orientación política alternativa pues las personas beneficiarias se les nombró como trabajadoras, por lo tanto, las “ayudas” se vieron enmarcadas en la perspectiva de derechos, y no como dádivas. Y, en Uruguay, el Frente Amplio mantuvo la herencia benefactora, en otras palabras, “batllista”, proveniente del mencionado gobierno de José Batlle y Ordóñez.

En la cuarta dimensión tomada en cuenta, igualmente se identifican avances casi de manera uniforme, en los tres países. Así, en estos casos considerados, se registra legislación y creación de institucionalidad en lo referido con igualdad de género, lo que redundó en políticas de regulación del servicio doméstico y ciertas mejoras en igualdad salarial, sin que esto haya significado igualdad completa. Por su parte, en lo referente a la raza en Brasil, se declaró la igualdad racial como una política transversal. Pero en este país con el gobierno de Lula el tema indígena no fue bien abordado. Más bien, con su política de expansión de la ganadería y la minería, a expensas de la Amazonía, las poblaciones indígenas continuaron siendo reprimidas y desplazadas. En Argentina y Uruguay no hay mayores cosas que señalar por este lado. Para poblaciones migrantes los logros en los tres países considerados fueron nulos.


Capítulo 3. Análisis de los países del segundo grupo (Gobiernos de la Revolución Bolivariana en Venezuela, del MAS en Bolivia y de la Revolución Ciudadana en Ecuador)

Los países abordados en este capítulo, tal como se dijo en la exposición de la tipología de países, son aquellos en donde hubo procesos sociopolíticos profundos en algunos casos denominados bajo conceptos de crisis pre o directamente revolucionarias, por tanto, con amplias participaciones de masas y diferentes organizaciones gremiales y políticas de trabajadores y otros sectores sociales. El análisis realizado por Pérez Sáinz es similar al anterior, ya que aplicó un esquema de caracterización a partir de cuatro dimensiones claves. La primera dimensión que se examina es la referente a la desprecarización de las relaciones laborales. En este sentido, se registran mejoras de los salarios mínimos en Bolivia y en Ecuador. Por ejemplo, en Bolivia, los salarios mínimos vigentes en 2016 se habían valorizado un 226% más que los del año 2000 (Pérez Sáinz, 2021: p.134). En Venezuela, hubo un primer período, del 2002 al 2006, de mejoramiento de los salarios mínimos, para después entrar en situaciones de altibajos y finalmente caer abruptamente a partir del 2017. En estos tres países, las relaciones con los movimientos sindicales han sido problemáticas. En Ecuador la “Revolución Ciudadana” enfrentó a las organizaciones de clase con el discurso de la “ciudadanía”. En Bolivia, el gobierno del MAS no estableció relaciones claras con la Central Obrera Bolivia (COB). Y, en Venezuela, se produjo una gran ruptura del gobierno con el movimiento sindical desde el 2002 momento en el que la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) apoyó el golpe de Estado contra Chávez. En ninguno de los tres países el movimiento obrero fue un actor destacado.

En la dimensión correspondiente con el acaparamiento de oportunidades de acumulación, en los tres países hubo procesos de reestatizaciones, incluso profundas, tales son los casos de Venezuela y Bolivia donde en su conjunto se instala lo que el autor denomina “capitalismo de Estado”. En lo referido al impulso de las economías solidarias y comunitarias, en algunos países hubo respaldos jurídicos, incluso constitucionales, pero en ninguno de los países hubo resultados prácticos significativos. En lo que tiene que ver con procesos de acumulación en el agro, la noción de inspiración indígena conocida como “Buen Vivir”, en el caso de Ecuador, aunque fue elevada constitucionalmente, en la práctica se le enmarcó como fomento de los emprendimientos acorde con la óptica neoliberal. En Bolivia, el gobierno del MAS trató de gestionar esta área de la política económica hacia distintos sectores, tanto hacia los agronegocios grandes como hacia el empoderamiento de sectores campesinos ya relativamente acomodados. Además, en Bolivia se puede destacar el proceso de reforma agraria que acaeció en el primer momento del gobierno del MAS, 2006-2009. Y, finalmente, está el análisis de los neoextractivismos, donde la tendencia en todos los países considerados fue hacia su profundización, aunque en ciertos casos hubo medidas de mitigación social, como en lo referente a Bolivia donde se implementó una política de apoyo a cooperativas mineras en crisis.

La siguiente dimensión revisada por el autor son algunas políticas de ciudadanía social, concretamente, pensiones y transferencias monetarias condicionadas. En algunos países como Venezuela y Ecuador se registran fortalecimientos relativos de las pensiones más bajas, incluso las no contributivas. En Venezuela gran parte de la política social asumió la forma de las llamadas “misiones” donde hubo tres fases que efectivamente significaron importantes transferencias a los sectores sociales más vulnerabilizados. Tales logros hay que hablarlos en pasado pues la profunda crisis del país pulverizó tales avances. En Ecuador, dice el autor, que a la “Revolución Ciudadana” sí se le debe reconocer que promulgó aumentos significativos en el gasto social; el gasto en educación y salud se cuadriplicó como porcentaje del PIB. En Bolivia se instituyeron el bono Juancito Pinto, dirigido a coadyuvar con la permanencia de niños y niñas en el sistema educativo y, el bono Juana Azurduy, dirigido a disminuir la mortalidad materna e infantil.

La última dimensión estudiada es la que tiene que ver con el tratamiento de las diferencias sociales, en este caso las relativas con género y etnicidad. En los tres países la equidad de género se elevó en sus respectivas constituciones. Además, en el terreno de lo práctico, se ejecutaron políticas de transferencias hacia las mujeres más excluidas socialmente. En Venezuela, por ejemplo, se llevaron a cabo transferencias equivalentes al 60-80% del salario mínimo. En Bolivia se aplicaron algunas políticas de acceso a la tierra para las mujeres rurales pobres. Y, en Ecuador, se aplicaron algunas políticas de equidad a empleadas domésticas y de reconocimiento salarial a las amas de casa. En la temática indígena en los tres países también se hicieron reconocimientos de derechos en las constituciones. En las políticas realmente aplicadas, los logros fueron muy modestos, tales son los casos de demarcación de territorios indígenas en Venezuela; solo un 15% de lo prometido. En Bolivia se desplegó un acceso limitado al empleo público por parte de personas indígenas e igualmente oportunidades puntuales de oportunidades de acumulación. En Ecuador, la política de la “ciudadanía” afectó las relaciones con los movimientos indígenas llevando incluso a la ruptura con la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie).


Apartado de conclusiones

Después de haber realizado este recorrido científico sobre la política de los gobiernos progresistas, Pérez Sáinz desarrolla sus conclusiones generales. En lo referido a aspectos positivos el autor puntualiza tres logros principales de los gobiernos progresistas: mejoramiento de los salarios mínimos y en algunos países vuelta a la centralidad del trabajo, especialmente en Argentina y Uruguay; estímulo del consumo y por ende del mercado interno y una relativa inclusión de sectores históricamente marginados, tales como estratos urbanos vulnerabilizados, mujeres, afrodescendientes e indígenas.

Pero, por otro lado, en ciertos campos, no hubo políticas y si las hubo estas fueron tibias o cumplidas a medias. Tales son los casos de falta de cuestionamiento a la subcontratación y la externalización; no lograron construir políticas alternativas a la globalización; se persistió en las políticas extractivistas, tampoco existió algo sólido en lo que respecta a la “economía plural”. Todo esto en un contexto de convivencia con las élites; de un “pragmatismo táctico”. Dicha convivencia fue viable mientras duró el boom de los commodities, pero una vez que esta coyuntura pasó, se definieron otra vez las relaciones a favor de las élites. Se buscó empoderar a los sectores subalternos, pero sin desempoderar a los sectores dominantes.

Pérez Sáinz finaliza su texto con tres grandes pinceladas de cara al futuro. Estas son las siguientes: la de la vida, que refiere al derecho a la satisfacción de las necesidades básicas vitales; el principio de la universalidad, o sea, que la sociedad debe cumplir esas necesidades para todas las personas y, el derecho a la diferencia, esto es, las necesidades deben ser resueltas de acuerdo con el principio de la libertad.


Breves observaciones personales

Debo decir que estamos frente a un gran texto. Se trata de un importante cierre de la trilogía dedicada a los temas de la desigualdad y la exclusión social. De esta manera, una propuesta como la de Juan Pablo, que puede verse muy “teórica e historicista” como la que inicialmente se plasmó en Mercados y Bárbaros, adquiere una actualidad pertinente y hasta “quemante” al meterse con los llamados gobiernos progresistas. Bien se sabe que estos gobiernos han recibido mucho apoyo por parte de la intelectualidad progresista y de izquierda latinoamericana. Es cierto que ha habido desde la intelectualidad ciertas voces críticas de estos gobiernos, pero moviéndose en delicados terrenos que en ciertos casos ha llevado a algunos de estos intelectuales a confundirse con críticas de la derecha; en ciertos casos, estos intelectuales no han logrado distinguir golpes de Estado desde la derecha.

Lo experimentado por nuestras sociedades en el marco de los gobiernos progresistas puede tomarse como historia ya pasada, pero esto es relativo debido a que los problemas que intentaron afrontar siguen, lamentablemente, más vivos que nunca, puesto que es evidente que América Latina sigue tan desigual e injusta como antes de estos gobiernos; mucho peor en este momento histórico post Covid-19. Igualmente, es de anotar que nuevos gobiernos se autoasignan o se les asigna el adjetivo de “progresistas”, tales son los casos, entre otros, de Gabriel Boric en Chile, Pedro Castillo en Perú y Xiomara Castro en Honduras. Incluso, en el momento de escribir esta reseña se dice que es altamente probable un triunfo de la izquierda en las elecciones de Colombia a realizarse a finales de mayo del presente 2022.

Así pues, mucho se sigue hablando de “progresismos”. Asimismo, mucho se sigue hablando de las realidades sociales que dan base a los progresismos, obviamente las realidades de la desigualdad y la exclusión. Retomando las palabras del propio Pérez Sáinz de que los gobiernos analizados por él se caracterizaron por el “pragmatismo táctico”, y que este duró tanto como la economía internacional se los permitió, cabe preguntarse si la única posibilidad de enfrentar desde una perspectiva alternativa al neoliberalismo es la del “pragmatismo táctico”, o sea, que no se puede hacer más de cierto umbral de buenas costumbres elaborado por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. El problema es que este manual, por más que se le haya aplicado en lo máximo permisible, no ha podido resolver el tema central de la trilogía de Juan Pablo: la desigualdad y la exclusión.

Frente a la persistencia de la desigualdad y la exclusión urge revisar los progresismos para encontrar otras soluciones. El telón de fondo de esta búsqueda de soluciones es la profundización de las crisis económicas y de sus correspondientes crisis políticas, estallidos, levantamientos y revoluciones que se están dando en esta América Latina desigual.


Bibliografía utilizada

Pérez Sáinz, Juan Pablo. (2014). Mercados y bárbaros. La persistencia de las desigualdades de excedente en América Latina. San José: FLACSO Costa Rica.

(2016). Una historia de la desigualdad en América Latina: La barbarie de los mercados, desde el siglo XIX hasta hoy. Buenos Aires: Siglo XXI / San José: FLACSO Costa Rica.

(2019): La rebelión de los que nadie quiere ver. Respuestas para sobrevivir a las desigualdades extremas en América Latina. Buenos Aires: Siglo XXI / San José: FLACSO Costa Rica.

(2021): Cuando la igualdad parecía posible. Una historia de los intentos por reducir las asimetrías en América Latina, del siglo XIX a los gobiernos progresistas del siglo XXI. Buenos Aires: Siglo XXI / San José: FLACSO Costa Rica.


Notas

1. Juan Pablo Pérez Sáinz es un reconocido profesor-investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), Sede Académica Costa Rica, quien ha formado académicamente a una importante cantidad de profesionales de las ciencias sociales a lo largo de América Latina y quien se ha destacado de manera brillante por lograr una combinación corrientemente difícil de encontrar en una sola persona, cual es, mostrar una creatividad teórica, con un alto nivel de manejo técnico y metodológico. A lo largo de su trayectoria ha presentado novedosos marcos teóricos que ha sometido, en un sentido popperiano, a rigurosas pruebas de los hechos. Con este método teórico-práctico ha abordado diversidad de objetos sociológicos, desde las llamadas estrategias de sobrevivencia en los años ochenta del siglo pasado, pasando por las reestructuraciones de los mercados laborales en el marco de la globalización y las formas del capital social en los años ochenta y noventa, el desarrollo económico local a inicios del presente siglo, y, más recientemente, los temas de la desigualdad y la exclusión social, entre otros.


VISITANOS

Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales.
Sede Costa Rica. FLACSO Costa Rica.

De Plaza del Sol 200 metros sur y 25 metros este, Curridabat, San José, Costa Rica.

506 2224 8059 | direccion@flacso.ac.cr

SÍGANOS

FLACSO Costa Rica en Facebook   FLACSO Costa Rica en YouTube   FLACSO Costa Rica en Twitter   FLACSO Costa Rica en Instagram   FLACSO Costa Rica en Linkedin